La pandemia obligó  a una digitalización improvisada y acelerada basada en el sentido común y en las emergencias cotidianas. Después del “salvavidas” inicial que supuso la implementación digital, será necesaria una reorganización de las estrategias digitales orientada a las PyMES y enfocada en la optimización y en la mejora de habilidades digitales.

La adecuación a los tres escenarios futuros (presencial, híbrido y digital) debe ser una prioridad para las PyMES y a la vez una oportunidad para aquellas empresas que brinden servicios de consultoría de negocios, cocreación, design thinking, ingeniería de procesos, aprovechamiento del capital humano; entre otros orientados a los procesos y a los recursos humanos.

Se necesitarán productos financieros orientados a las PyMES que tomen encuenta las dificultades económicas, la poca disposición a correr riesgos económicos y las necesidades de innovación, de transparencia y de facilidades en la gestión.