El rediseño de los espacios será un factor a tomar en cuenta tanto en los hogares como en las oficinas, espacios públicos y privados. La arquitectura tendrá que mediar entre las necesidades emergentes y las que se desarrollen a largo plazo.

Las oficinas deben adecuarse a las nuevas necesidades: salas de reuniones mejor equipadas que permitan la copresencialidad con distancia física y la conexión de participantes en línea, tecnología touchless y buena ventilación. La tendencia “open space” que favorecía el flujo de ideas tendrá que sacrificarse a cambio de sistemas modulares modernizados que proporcionen seguridad y confianza.

Los constructores de viviendas tendrán que adaptar la idea actual de “espacios comunes” como piscinas, gimnasios o salones cerrados. Habrá que evaluar qué espacios individuales están dispuestos a sacrificar los compradores a cambio de luz natural y espacios familiares como balcones, terrazas o patios interiores.

Los centros comerciales y restaurantes también sufrirán adaptaciones: la tendencia de las terrazas irá en auge pero además tendrán que incorporar medidas de seguridad efectivas, espacios verdes y rediseño que privilegien la sana distancia.