El ingenio del mexicano no es otra cosa que su capacidad adaptativa a la supervivencia. Si se necesitan mascarillas, se busca una máquina de coser. Si se necesita gel, se busca una receta casera para venderlo entre conocidos.
Los vacíos legales y la desigualdad fomentan que al “buscarse la vida”, se incurra en prácticas ilícitas o que, por desconocimiento, se ofrezcan productos y servicios que no cumplan con los estándares de calidad. No obstante, es importante tomar en cuenta la capacidad reactiva de quienes “no se quedaron en casa”, por necesidad o por decisión propia para producir y distribuir artículos de primera necesidad y otros que surgieron a raíz de la pandemia.
De los vacíos legales también se han aprovechado empresas con dudosas estrategias de outsourcing que no fueron capaces de ofrecer a algunos trabajadores, condiciones mínimas de seguridad. Es el caso de repartidores. Es importante legislar en este sentido. La responsabilidad social de las empresas es un punto que está en la mira de muchos consumidores.
El comercio de proximidad y los pequeños productores se han revalorizado gracias a una incipiente concientización sobre el consumo responsable y la satisfacción de necesidades.